SEGA es una de las compañías de videojuegos mejor valoradas en la ahora. Aunque actualmente centrada en el rol de distribuidora y no tanto en el explicación como antiguamente, hablamos de una de las empresas más emblemáticas de la historia de los videojuegos, capaz de hacer frente a la todopoderosa Nintendo. Platicar de SEGA implica igualmente hacerlo de Isao Okawa, expresidente de la compañía y más importante aún, salvador de la marca.
En el momento más dudoso de SEGA, Isao realizó una donación de su propio saquillo para sufragar las pérdidas millonarias
Isao fallecía en 2001, pero su representante para SEGA es ya infinito, siendo capaz de resucitar a la compañía en sus momentos más oscuros. Como ya estaréis imaginando, nos referimos al fatídico emanación de Dreamcast, la última consola de la empresa japonesa. GameCube estaba cumpliendo, aunque con dificultades, entre los jugadores. Xbox, primera máquina de Microsoft, todavía estaba tratando de encontrar su hueco.PlayStation 2, por el contrario, era todo un hito, con millones de unidades vendidas. No había sitio para Dreamcast.
A pesar del bagaje de SEGA en la industria, el divulgado parecía estar desconectado de Sonic y en sí la experiencia que ofrecía la compañía con su nueva plataforma. Buscaban experiencias nuevas y diferentes. La industria estaba cambiado y SEGA no lo supo afrontar. Dreamcast se convertiría así en la última consola de la empresa.
Los inversores, francamente nerviosos, pedían explicaciones a SEGA todavía tercer maduro fabricante de videojuegos en el mundo. Pero ni ellos ni los máximos responsables de la empresa supieron afrontar las pérdidas de hasta 650 millones de dólares. Isao Okawa, presidente de SEGA hasta 2001 salvó a la compañía de la catástrofe donando carencia más y carencia menos que 695,7 millones de dólares de su propio saquillo.
Desgraciadamente, a principios de 2001, Isao fallecía oportuno a una insuficiencia cardíaca a la momento de 74 primaveras.