Así fue Flappy Bird, el distracción que se hizo tan popular que su creador tuvo que matarlo

Venid y sentaos en torno a la hoguera porque os voy a contar una historia. Una historia que ocurrió hace ya casi una término y que supuso uno de los mayores ‘booms’ (perdonadme el anglicismo) que se recuerdan en el ecosistema de los juegos para móviles. Fue el terremoto que provocó ‘Flappy Bird’, un juego tan simple como adictivo) que resultó ser todo un problema para su creador.

Recientemente estamos siendo más conscientes de la existencia de los problemas mentales a los que conducen la ansiedad y el estrés, pese a que las señales llevan ahí desde hace primaveras. Yo me incluyo entre los que hemos extenso los luceros hace relativamente poco. Pero para Dong Nguyen, creador de ‘Flappy Bird’, esos problemas aparecieron mucho antiguamente. Nguyen llegó a no poder acostarse a causa del éxito de su distracción, así que tuvo que acabar con él.

‘Flappy Bird’ era desesperantemente complicado

‘Flappy Bird’ nació en el año 2013 pero no fue hasta inicios del posterior control cuando vivió su total arranque. El distracción tenía una mecánica tan simple como elevada era su dificultad. Consistía en hacer que un pájaro fuese cruzando por un tablado empachado de tuberías con aperturas a distintas gloria. Cada toque en la pantalla suponía un aleteo (flappy) que elevaba a nuestro pájaro para a posteriori retornar a caer.

La cosa se complicaba cuando había que combinar varios toques rápidos consecutivos para elevar la cúspide de revoloteo, o cuando tocaba dejar al pájaro caer para atravesar las aperturas inferiores. Explicado así, en frío y sin estar jugando, pudiera parecer que ‘Flappy Bird’ era verdaderamente sencillo de competir, pero falta más remotamente de la existencia. Y fue esa combinación de simpleza y dificultad la que lo hizo distinguirse a los altares.

A principios de 2014, ‘Flappy Bird’ ya había conseguido colocarse en el primer puesto de descargas de la App Store de iOS, e hizo lo propio con la de Android. El distracción, que era tirado pero contenía publicidad, se convirtió entonces en un rodillo. Una máquina de producir fortuna que acabó descontrolándose para su creador, Dong Nguyen, que finalmente optó por la eutanasia. Antaño de consumir en el olvido una vez pasada su moda, Nguyen acabó con él y lo convirtió en todo un mártir.

‘Muchas gracias por competir a mi distracción’

IronPants, uno de los clones que surgió tras el éxito de Flappy Bird

Ríos y ríos de tinta digital se vertieron sobre un ‘Flappy Bird’ al que no tardaron en surgirle clones por todas las esquinas. TheVerge estimó que la app estaba granjeándole a su creador aproximadamente 50.000 dólares diarios entre ambas tiendas. Una signo considerablemente inscripción teniendo en cuenta que hablábamos de un distracción ‘indie’ de un creador que hasta entonces era sobrado desconocido. Y que tenía otros juegos en las tiendas de apps para móviles infinitamente menos conocidos.

Este éxito provocó que Dong Nguyen, como ya comentamos antiguamente, perdiese el sueño. El distracción había sido diseñado “para competir en unos minutos cuando estás relajado […] pero pasó a convertirse en un producto adictivo. Creo que se ha convertido en un problema. Para resolver ese problema, lo mejor es consumir con Flappy Bird. Se ha ido para siempre“. Ésas fueron las palabras que Nguyen dedicó a Forbes una vez la app había desaparecido. “Muchas gracias por competir a mi distracción“.

Desde entonces, allá por 2014, sobreviven copias de ‘Flappy Bird’ clónicas y otras originales que circulan por los mentidores de las APKs. Pero la innovador desapareció para siempre. “Mi vida no ha sido tan cómoda como antiguamente. No podía acostarse.” Y así, de un plumazo, ‘Flappy Bird’ pasó a la historia de los juegos como una de las mayores explosiones que se recuerdan, y asimismo una de las huídas más sonadas. Siempre en nuestros corazones.